Intervención de enfermería en la adherencia a la suplementación de antianémicos en madres de niños menores de un año de un establecimiento de salud Andahuaylas - Apurimac

Abstract

El desorden nutricional más extendido y más común alrededor del mundo es el déficit de hierro, esta carencia consecuentemente produce anemia, enfermedad que en la actualidad se considera un importante problema sanitario en todo el mundo. Pese a que la anemia ya se manifiesta en una etapa tardía de déficit de hierro, la falta de control ha conllevado a su alta prevalencia en la mayoría de países en desarrollo, donde los niños y las mujeres representan el grupo más vulnerable. Los infantes presentan alto riesgo al déficit de hierro desde la etapa prenatal y en la lactancia, ya que las madres irán disminuyendo de forma gradual sus depósitos de hierro. Aunque todavía se discute la influencia de la madre en los niveles de hierro del neonato, se cuentan con importantes estudios que afirmaron que las madres con anemia ferropénica tienen hijos con bajos niveles de hierro. Por otro lado, las madres con un adecuado estado nutricional lograran cumplir con los requerimientos de hierro hasta los seis meses del niño, por lo que posteriormente su dieta deberá contemplar alimentos abundantes en este mineral como vísceras, carnes rojas y cereales fortificados. En caso de que no se logre cubrir los requerimientos de hierro y que el infante no reciba tratamiento oportuno, este reducirá sus capacidades intelectuales, motoras y emocionales, además de presentar bajo peso y retraso en el crecimiento. Las mujeres gestantes y los niños son particularmente sensibles a los efectos que origina la deficiencia de micronutrientes, pues su requerimiento de vitaminas y minerales es significativamente mayor, principalmente para el adecuado desarrollo del infante. En ese sentido, expertos afirman que un déficit de micronutrientes está relacionado con la morbilidad y mortalidad de infantes de hasta 5 años.